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Disputas entre personas de un equipo, ¿Cómo gestionarlas?

Solucionar conflictos profesionales entre las personas que componen un equipo, es algo que a ninguno nos gusta, ya que habitualmente están marcados por sentimientos potentes y como norma suele haber varios puntos de vista perfectamente válidos.

Estas disputas suelen ir acompañadas de agresividad, desorden y destructividad, pero cuando se resuelven, hay un crecimiento personal en las personas que fortalece los nexos de unión y como consecuencia mejora el rendimiento del equipo, la creatividad, etc. No hay una fórmula mágica que nos permita resolver estos problemas, pero si es cierto que podemos llegar a diseñar estrategias, tácticas y técnicas que nos permitan poner orden.

Los aspectos positivos son el aumento de la motivación, la creatividad, competitividad, y un aumento del esfuerzo para considerar nuevos puntos de vista a la hora de trabajar y además, ponen encima de la mesa problemas en la organización. Consigue acercar a las personas, mejorar la empatía, aclarar ideas.

Los aspectos negativos suelen tener que ver con la parte emocional de las personas y es cuando aparece la ira, la frustración, los miedos, el fracaso y esta carga de emociones hace que el tiempo que se implica en ejecutar tareas se disminuya.

Para gestionar todo esto, hay que valorar la situación y cual es el rol de los involucrados y es cuando nos toca negociar, controlar y confrontar. Cuando empezamos a negociar, hablamos de hechos y tenemos que tener claro antes de negociar cual es el objetivo y hasta donde estamos dispuestos a llegar y lo que tiene que primar es la organización y su bienestar. La mayor parte de los conflictos llegan por perdidas de poder o disfunciones de roles. Es ahí cuando tenemos que fijar quien es quien y cuales son los parámetros y quien se ha excedido o se ha quedado corto. Es entonces cuando hay que confrontar las posturas y las medidas. Confrontar no es mas que pedir explicaciones a los que han intervenido en el conflicto. Pedir explicaciones con toda la información y permitir que ellos mismos se den cuenta de cuales han sido los errores que han cometido.

Para aclarar, solucionar y superar un conflicto, no sirve con ordenar. Hay que permitir que los involucrados se den cuenta a través de su reflexión donde se han equivocado. Esto es parte del crecimiento personal de cada uno y el directivo que lo soluciona es quien tiene que marcar a través de la confrontación y su feedback cual es el camino a seguir. Como intentemos solucionar el conflicto sin aprendizaje por parte de las personas, lo que ocurrirá es un punto de ruptura y desencuentro.

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Liderazgo en equipos de trabajo.

Un equipo de trabajo  es un número reducido de personas con capacidades que se complementan, que tienen un fin común y objetivos compartidos. Los equipos de trabajo grandes tienen problemas de interactuación y los pequeños tienen carencias en capacidades. Un número aconsejable es 8.

A la hora de crear un equipo, el líder tiene que rodearse de personas con una composición adecuada en aptitudes técnicas, capacidad de liderar y habilidades sociales para comunicarse, siendo la combinación justa en función de la misión o del proyecto en cuestión.

Hay cuatro fases para el desarrollo de un equipo: formación, debate, organización y resolución. Durante el proceso, los miembros se van conociendo, empiezan a tomar decisiones para resolver problemas en función de sus perfiles, se establecen reglas para ejecutar la estrategia y finalmente se establecen y evalúan los objetivos. Este proceso fortalece al equipo.

Para que un trabajo sea eficaz, sus miembros tienen que repartirse roles complementarios: contribuidor, comunicador, cuestionar y colaborador (según Parker) y el líder tiene que encargarse de que los miembros del equipo van asumiendo estos roles. Si alguno de estos roles desaparece, se evitarán algunos de los elementos de la toma de decisiones. Estos roles aportan datos técnicos, fortalecen el proceso de discusión, la resolución de conflictos, el feedback, el cuestionamiento de los métodos de trabajo, abrir nuevas ideas, búsqueda del éxito. En definitiva que el proceso de trabajo se optimice.

La misión del líder del equipo es buscar los puntos comunes que unen a sus miembros. Podríamos agrupar al líder en tres tipos. El líder comercial, busca unir a su equipo en torno a los objetivos externos que pueden conseguir si tienen éxito, por ejemplo dinero. Se consigue una cohesión frágil porque el objetivo común depende de los objetivos particulares de cada uno de sus miembros. El líder transformador une a su equipo además de objetivos externos por beneficios internos, como el desarrollo de las habilidades de sus miembros, como el aprendizaje. Esto consigue una unión más afectiva y por lo tanto más sólida. El líder trascendente une a su equipo por objetivos externos (dinero), internos (aprendizaje) y por fines sociales o de aportación a los demás. Esta es la más sólida de las uniones porque es espiritual y funciona tanto en cuanto el líder sea capaz de mantener ese clima de luchar por objetivos más importantes que uno mismo.

Por supuesto, para poder liderar un equipo de una forma eficaz, lo primero que hay que tener claro es cual es el objetivo del grupo humano, elegir bien a sus miembros y tener habilidades muy potentes de comunicación, lo que llamamos, el carisma.