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Gestionar la tesoreria.

La tesorería hay que concebirla como una gestión global del flujo de fondos de una empresa. Tradicionalmente, la tesorería ha sido en la empresa una parte de la contabilidad que se ocupa de los cobros y de los pagos.

La tesorería hay que gestionarla como una unidad aparte dentro del área financiera de la empresa, en la medida que el tesorero gestiona los fondos de una empresa según las fuentes de financiación, los cobros, los pagos y la colocación de excedentes. El objetivo debe ser mantener una tesorería a cero para tener un equilibrio y no colocar ni más ni menos que lo necesario.

Es fundamental en la tesorería pensar siempre en fecha valor para poder negociar con los bancos, para hacer previsiones de saldo y evitar el tener los saldos en descubierto ya que provocan comisiones. Otro concepto importante a manejar es el periodo de flotación, que es el tiempo que va desde la fecha en que se realiza un cobro o pago hasta la fecha valor en la que queda abonado o cargado en cuenta.

Es muy importante tener la figura del tesorero, ya que es el responsable en la empresa de optimizar los flujos de fondo, al igual que es importante tener un responsable comercial o un encargado de producción. Tanto las compras como el departamento comercial tienen que estar coordinados con él, ya que es quien debe fijar las condiciones de cobro y pago. La tesorería hay que verla desde la parte financiera a corto plazo.

En una empresa, el volumen de cobros y el volumen de ventas son muy parecidos, al igual que ocurre con pagos y ventas, por lo que la cantidad de dinero que pasa por tesorería es muy importante y hay que darle a la tesorería el papel que merece en una empresa. Los ahorros para la empresa  por una buena gestión de la tesorería vienen de reducir el periodo de flotación, de mejorar las condiciones bancarias y la reducción de ineficientes instrumentos financieros como pólizas de créditos, ya que hay empresas que tienen fuentes de financiación mas caras que el rendimiento de sus productos.

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Marketing: La orientación de la empresa hacia el mercado

El marketing son las técnicas que se utilizan en la gestión comercial de la empresa para captar, retener y fidelizar a los clientes a través de la satisfacción de sus necesidades.

Estamos en la era  de las comunicaciones. Las técnicas de marketing han evolucionado más en los últimos 10 años que en toda su historia completa y esto es gracias a la globalización y a las redes sociales.

Hay diferentes formas de enfocar la empresa hacia el mercado:

  • Enfoque de ventas: Es orientar a la empresa para empujar al consumidor a que elija mediante agresivas políticas de venta y promoción. Hay que vender lo que se produce por encima de producir lo que se debe vender.
  • Enfoque de producto: El consumidor prefiere los productos de más calidad y que ofrecen mejores resultados, por lo que nos centramos en el producto y no en las necesidades de los clientes. Hay un importante proceso de mejora continua para obtener mejores resultados.
  • Enfoque de producción: Hay una producción masiva y precios baratos. Ya que el consumidor prefiere los productos según su precio. El objetivo aquí es una economía de escala que nos permita una amplia distribución.
  • Enfoque de marketing: Es identificar las necesidades y deseos del público objetivo y satisfacerlos de una forma más eficiente que la competencia.

Cuando tenemos un producto, tenemos que analizar hacia que público lo estamos dirigiendo y tener una clara idea de cuales son sus necesidades. Para eso, es fundamental contar con un plan de marketing cuyos objetivos son:

  • Elegir el mercado.
  • Orientación al consumidor para fidelizarlo.
  • Coordinar todas las acciones de marketing desde el punto de vista del consumidor.
  • Coordinar todos los departamentos de las empresas desde la óptica de la satisfacción del cliente.
  • La rentabilidad del producto para que satisfaga la demanda real.

Todo esto hay que traducirlo a los programas de acción concretos: Cuando se harán, quien lo hará, que recursos se requieren, que presupuesto de beneficios esperamos y quien va a controlar y seguir el plan para tener una estrategia viva que se redireccione en función de nuestras necesidades.

Dirección financiera y contabilidad.

Para poder evaluar cada uno de estos estados, primero vamos a dar una definición básica:

Contabilidad: La contabilidad se basa en hechos. Es preparar y documentar todos los registros económicos de una empresa. La contabilidad lleva en apuntes las transacciones tales como los ingresos, los salarios y el dinero gastado y ganado. Se puede dividir en varias categorías, gestión, contabilidad de impuestos e informes financieros. Nos proporciona información que se puede utilizar en los análisis económico.

Dirección financiera: Se ocupa del control y la gestión de los activos y las inversiones. Estudiar los flujos de dinero, los negocios, o de gestionar y financiar la operativa de la empresa. La dirección financiera es la toma de decisiones que considera los riesgos en todas las operaciones de la empresa en la que hay un flujo de dinero.

Un concepto no se puede entender sin el otro. Para que el responsable de la dirección financiera pueda tomar decisiones, necesita tener toda la información que le proporciona la contabilidad para poder controlar todas las variables involucradas.

Las empresas que ya tienen cierto volumen de facturación y con varios empleados necesitan tener una dirección financiera más allá de tener un asesor que les haga la contabilidad y le ayude a optimizar su tributación. La dirección ejecutiva financiera debe tener diferentes responsabilidades:

  • Como comunicador, informa a agentes externos la participación de la empresa, objetivos y logros de la misma.
  • Gestiona todas las inversiones y la operativa económica de la empresa.
  • Toma las decisiones de alto nivel sobre política y estrategia empresarial.
  • En cuanto a liderazgo, asesora al empresario, motiva a los empleados y cambia las unidades dentro de la organización.
  • Como gerente preside las operaciones de la organización a lo largo del tiempo en la empresa.

En situaciones de dificultad profesional o personal, cuando se produce un alto crecimiento de la empresa en ámbitos que un empresario no controla, contratar un director financiero o externalizar esta gestión es de gran utilidad para salvaguardar sus intereses y los de su organización, poniendo en manos de profesionales la toma de decisiones y el desarrollo de una nueva estrategia empresarial tomando estas decisiones de forma colegiada permitiendo al empresario que centre todas sus atenciones en su producto y su desarrollo.

No se debe confundir esta figura con la del asesor en contabilidad, ya que, como hemos explicado, contabilidad y dirección financiera, no son lo mismo y el confundir estos criterios, hace que gastemos mucho dinero y que no nos anticipemos a los acontecimientos.