La crisis «del coronavirus», que es como la conocemos en lenguaje coloquial, es sanitaria, social y económica. Voy a tratar de exponeros las consecuencias económicas a las que posiblemente tengamos que enfrentarnos en el corto plazo.
Cuando se publica un artículo se exponen datos que se analizan y en base a la experiencia se escriben opiniones que pueden ser científicas. Datos tenemos, pero no existe experiencia en nada similar en la historia ya que se ha producido un shock en la oferta y también en la demanda. Se ha paralizado «por fuerza mayor» la actividad económica en España (y en otros países) en gran parte del sector servicios, lo que representa un PIB del 25% y aproximadamente 2M de empleos directos.
La incertidumbre es aún mayor que la de la última crisis de 2008, de hecho, la Universidad Politécnica de Valencia ha creado un modelo matemático que predice que a mediados de abril España llegará al pico de la enfermedad. Si nos fijamos en China, han estado 7 semanas de confinamiento para empezar la actividad económica. Nadie sabe cuando podremos volver a producir.
España es un país con una deuda pública del 98% del PIB y está supeditado a la normativa europea en cuanto al gasto. El IBEX 35, mide la confianza que tienen los inversores en las empresas españolas y ahora mismo está en 6.200 puntos, es decir, ha perdido un 40% de su valor y sigue en caída a pesar del anuncio de las medidas económicas del gobierno. La productividad española está quebrada, ya que, los gastos superan a los ingresos independientemente de los 200.000 M€ que dice el Presidente que va a inyectar en la economía.
El paquete de medidas del gobierno consiste en un ERTE para las empresas cuya producción esté paralizada bonificando el pago de los seguros sociales y la incorporación de los trabajadores al desempleo. Además, hay una linea de avales de crédito para solventar el pago a proveedor. El principal problema de la empresa española es el circulante, que ya se venía mermando por el descenso del crecimiento económico que para este año se calculó en el 1,6% y para esto hay poca solución, ya que los costes de personal suponen hasta un 50% de la facturación, pero ¿Cómo se pagan las pólizas de crédito? ¿Cómo se pagan los prestamos que las empresas adquieren para financiar su crecimiento? ¿Cómo se pagan los costes operacionales? Esto último suele ser un 40% de la facturación. La realidad es que esto varía mucho, pero de lo que si tenemos datos es del 5% de beneficio de la pyme española. Si volvemos a pensar en que vamos a estar como China con un aislamiento de 7 semanas, el resultado se llama quiebra técnica y el instrumento jurídico es la suspensión de pagos.
Que hay que conceptualizar el mercado de trabajo, digitalizar con la IA los modelos de negocio, fomentar la automatización…todas esas recetas están bien, pero eso requiere de dinero y ni las empresas ni el estado tienen capacidad para hacerlo de la noche a la mañana. Los flujos de caja de las empresas que no tengan ahorros van a ser consumidos en un abrir y cerrar de ojos.
La economía se ha paralizado, por primera vez hay una crisis de demanda y esto no se arregla con las soluciones del pasado: aplazamientos, moratorias, prestamos y demás instrumentos archiconocidos. Hace falta una nueva visión que sea capaz de regenerarlo todo a nivel global y por supuesto es necesaria una reforma completa del sistema impositivo que es lo que realmente lastra el crecimiento empresarial.
Como formular una nueva legislación que gire 180º esta quiebra es realmente utópico, utilicemos un recurso que existe actualmente y que los expertos se pongan a trabajar. Supongamos: Una empresa con razonable salud que tiene una caída de ventas por razones de no culpabilidad de su administrador o administradores, va a un concurso de acreedores que termina con la exoneración del pasivo insatisfecho, o bien total por su desaparición o bien parcial porque sus acreedores le condonan parte de la deuda. Los países miembros de la Comunidad Económica Europea pueden atender a esta circunstancia de quiebra por causa de fuerza mayor y obrar de un modo similar. Esto significa poner el contador a cero de todas las deudas para incluso la nación.
Esto puede ser tachado de injusto o incluso de una locura…pero la situación que viene nunca se ha vivido, no se conoce y por lo tanto requiere de medidas de un calado y magnitud desconocidas. Acordaros de la última inyección de liquidez (gasto) que un gobierno hizo para frenar una crisis, el Plan E.