El inventario es dinero. Es una propiedad que tiene la empresa para transformarlo o venderlo y no ofrece ningún tipo de beneficio hasta que no lo hemos facturado. Al ser parte del balance de la empresa, hace falta gestionarlo con mucho acierto para crear cada vez más valor y que no lastre nuestra cuenta de resultados.
Son momentos en los que se procura tener cuanto menos inventario mejor, para reducir la carga, pero eso nos puede llevar a que nuestra competencia más fuerte se quede con el trozo de tarta que nos corresponde porque no tengamos forma de atender a nuestros clientes con la rapidez que ellos necesitan. El exceso de inventario puede hacer que la obsolescencia acabe con el resultado del año en negativo o con unos umbrales de rentabilidad más bajos que lo que la carga financiera de la empresa puede soportar.
Cuando hablamos de gestionar el stock, hay dos tipos de empresas: Las que fabrican/suministran para almacenaje y las que fabrican/suministran para pedido, es por ello que hay que tener muy controlados y medidos los diferentes productos, las fases de producción y la localización de las existencias.
El inventario se mide en unidades, metros…o en unidades monetarias. Cuando utilizamos las unidades monetarias a cada producto le corresponde un coste directo + un coste indirecto + gastos generales. Esta forma de medir a nivel contable es muy útil pero con lo complejo que es controlar los gastos generales, algún problema en producción, le afecta a la rentabilidad del producto final. Lo más recomendable para controlar esto es tener la cifra del coste de materiales, que junto a la de mano de obra, nos permite tener un valor de mercado de producto acabado más allá de como en contabilidad tengan esto registrado.
Lo mínimo que podemos tener es el inventario mínimo para llevar a cabo la operativa diaria de la empresa y esto es función del tiempo de producción de nuestros productos. Cuando no tenemos seguridad en la oferta y la demanda, el inventario de seguridad debe prever posibles problemas en el suministro y que nos permita atender a nuestra clientela. Muchas empresas tienen excesos de inventarios que no cumplen ninguna función salvo la de asentar los estados contables. Es muy recomendable tener este inventario aparte y clasificado porque si mezclamos el inventario útil con este tendremos dificultades para optimizar nuestra gestión.
En cuanto a costes hay que controlar el coste de mantenimiento, el de compras, el de rotura y el de baja calidad, siendo el coste de mantenimiento el que nos da la medida de cuanto de eficiente estamos siendo.